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Arequipa avanza con fuerza y se posiciona entre las más competitivas del Perú

Arequipa se consolida como una de las regiones más competitivas del país, al ocupar el tercer lugar en el Índice de Competitividad Regional, solo por detrás de Lima y Moquegua. Este avance refleja mejoras importantes en infraestructura, educación, salud, economía e innovación, que en conjunto ofrecen mejores condiciones para el desarrollo y bienestar de su población. Sin embargo, a pesar de estos resultados, la región aún enfrenta grandes desafíos, como reducir las brechas sociales, mejorar la calidad de los servicios públicos y garantizar que el crecimiento llegue a todos los arequipeños por igual. El reto ahora es convertir esta competitividad en oportunidades reales para cada ciudadano.

 

“La competitividad es la capacidad de una persona, empresa o región para destacar frente a otras al posicionar con éxito sus bienes o servicios, gracias a su calidad, innovación y eficiencia. Por ejemplo, un productor de queso en Majes que invierte en un mejor etiquetado, asegura una cadena de frío adecuada y logra vender su producto en Lima o incluso exportarlo, está demostrando un mayor nivel de competitividad. Al ofrecer un producto de mayor calidad y con una estrategia de comercialización más sólida, aumenta sus posibilidades de crecer y consolidarse en nuevos mercados”, indicó Patricio Lewis, economista de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES).

 

Para lograr ser más competitivos, la productividad cumple un papel clave. En términos sencillos, la productividad es la capacidad de producir más usando los mismos recursos. Por ejemplo, hacer más polos, más queso o más productos sin aumentar el tiempo, la cantidad de trabajadores o la maquinaria utilizada. Ser más productivo significa aprovechar mejor el esfuerzo y los insumos disponibles. Así, una persona o una empresa puede mejorar su competitividad y tener más oportunidades de crecer.

 

“Imaginemos que una persona en Arequipa confecciona 10 polos al día. Si accede a una máquina de coser industrial y recibe una capacitación básica, sin trabajar más horas ni esforzarse más, podría llegar a elaborar 20 polos diarios. Es decir, el doble de producción con el mismo tiempo y energía. En este ejemplo, el insumo es su tiempo de trabajo, y el producto final son los polos. Al incorporar tecnología y un poco de formación, su productividad aumenta, porque puede generar más con los mismos recursos. Eso es justamente la productividad: hacer más sin necesidad de trabajar más. Y cuando la productividad mejora, también lo hacen los ingresos, se reducen los costos y se impulsa el crecimiento económico sin exigir mayor esfuerzo físico ni más horas de trabajo”, explicó Lewis.

 

Productividad limitada por informalidad

En el Perú, cada hora de trabajo genera en promedio $12.5 (S/45.8), una cifra baja si la comparamos con países como Chile, donde se produce $29 por hora, o Panamá, con $45. Esto significa que, a pesar del esfuerzo diario de millones de peruanos, se genera menos riqueza por cada hora trabajada. De acuerdo con los especialistas, una de las principales razones detrás de esta brecha es la alta informalidad laboral: 7 de cada 10 peruanos trabajan sin acceso a derechos laborales ni seguridad social, según datos del INEI. Esta realidad limita el acceso a tecnología, capacitación y mejores condiciones, factores clave para elevar la productividad del país.

 

En esa línea, explicó que los trabajadores del sector informal enfrentan mayores obstáculos para mejorar su productividad, ya que no tienen acceso a beneficios clave como capacitación técnica o equipos modernos. Esta realidad es especialmente significativa en Arequipa, donde más de 582 mil personas trabajan en la informalidad, lo que la ubica como la cuarta región con mayor número de trabajadores informales del país, según el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo. Al no estar formalizados, estos trabajadores suelen usar herramientas básicas y carecen de apoyo financiero y técnico, lo que limita seriamente su capacidad de producir más y mejorar sus ingresos.

 

“Recordemos que el sector formal ofrece mayores incentivos que directamente mejoran la productividad, como el acceso a programas de capacitación técnica, seguridad social y mayores oportunidades para invertir en tecnología. Estos factores permiten que tanto trabajadores como empresas formales optimicen sus procesos, mejoren la calidad de sus servicios y puedan expandir su presencia en el mercado. Por ejemplo, un pequeño negocio formal puede adquirir equipamiento moderno o capacitar a su personal, lo que se traduce en mayor eficiencia y mejores ingresos. Por ello, agilizar y simplificar los procesos de formalización en Arequipa es fundamental para construir una economía más productiva, inclusiva y competitiva, que beneficie a todos los arequipeños”, concluyó el economista de REDES.

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