

Personal CAS Covid, el pequeño remedio para una crisis sanitaria ininterrumpida
“Nos dicen héroes, pero también nos dicen asesinos”, comentó resignada la enfermera Lissette Moreno, hoy representante regional del Personal de Salud por Contrato Administrativo de Servicios (CAS) Covid de Arequipa. Moreno más allá de las denominaciones y honores por su labor, desea continuar trabajando.
Ella, al igual que sus cerca de 3 mil colegas contratados durante la emergencia sanitaria del coronavirus en toda la región, busca estabilidad laboral a 4 días de vencer su contrato como personal de salud en el hospital Honorio Delgado. Lugar en el que le tocó vivir en carne propia lo peor de la pandemia; muerte, desolación, desconsuelo y hasta marginación, por tratar con un virus que nadie quería tener ni a sus espaldas, SARS-CoV-2.
Lissette Moreno hoy cubre una plaza como enfermera en uno de los nosocomios más importantes de Arequipa, donde atiende a más de 20 pacientes por día, y en algunas jornadas hasta 30, cuando en realidad se debería atender como máximo a 14 pacientes en una jornada regular de 6 horas, según normatividad.
“Soy enfermera desde el 2010, desde que salí de la universidad”, mencionó Moreno, quien además tiene una especialidad en adulto mayor. En 2014 empieza a laborar en el Centro de Salud de Alto Selva Alegre, como personal asistencial en el área de tópico y emergencias, por un sueldo de S/. 1200 mensuales; refiriendo que su labor era ajetreada, “debía atender a todos en general; niños, emergencias, campañas de prevención, de todo”, recuerda la enfermera, quien es consciente que hasta en ese primer nivel de atención, la situación es crítica.
“Cuando vino la pandemia, presente mis papeles en la segunda convocatoria del Ministerio de Salud (MINSA), me llamaron, y en un principio estuve en los puestos de equipo rápido. Íbamos casa por casa, para hacer las pruebas del Covid-19. Luego fui al hospital Honorio Delgado”, contó Lissette. Cabe destacar que esta estrategia de tamizaje, responde a los primeros cercos epidemiológicos que el MINSA intentó establecer para que el virus del SARS-CoV-2, no se propague entre la población; se tenía total desconocimiento del mismo, el personal de salud, no sabía a lo que se enfrentaba.
La representante de los trabajadores CAS Covid, suspira mientras se le viene a la mente el inició de la pandemia, que, al día de hoy, persiste; “era terrible, teníamos miedo porque en el hospital llegamos a hacer turnos de hasta 24 horas, veíamos a los pacientes y daba pena dejarlos mal, en las primeras fechas no nos dábamos abasto, había poco personal; los nombrados tenían comorbilidad, se habían enfermado o la edad no daba para que puedan atender a los pacientes Covid”.
Según el MINSA fueron poco más de 86 mil fallecidos durante la primera ola en el Perú, de marzo a diciembre del 2020; sin embargo, la segunda ola fue catalogada como un tsunami, debido a que la letalidad del virus en ese entonces, desde enero a junio del 2021, causó la muerte de 110 mil peruanos.
“Era terrible ver la cantidad de muertos, tu escuchabas en el perifoneo la clave 19, 2 o 3 veces por hora; era para llamar a los fumigadores quienes llevaban a los pacientes que habían fallecido”, menciona aún conmocionada Moreno por la situación que le tocó vivir; “el paciente se estaba asfixiando y le intentabas aumentar el oxígeno, ya no podías hacer nada… desesperaba”.
Durante la primera ola del Covid-19, el hospital Honorio Delgado se encontraba en remodelación, situación que dificultó más, la labor del personal de salud, atendiendo a los infectados por el virus en condiciones inhumanas, “todos los pacientes que empezaban a ingresar los atendíamos en la calle, suelo, en carpas, en su carro, en las veredas, donde se podía; porque no podíamos ingresar al hospital, se estaba remodelando”, recuerda Lissette.
Este primer momento de la pandemia, también expuso y evidenció la precaria situación en que se encontraba nuestro sistema de salud; el personal era insuficiente, la infraestructura de los hospitales no era la más adecuada en algunos casos, había déficit de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), los equipos médicos y la tecnología era obsoleta, el oxígeno medicinal y las medicinas alcanzaron precios exorbitantes por la demanda, se negoció con camas UCI y mostró más que nada, la inoperancia de nuestras autoridades en garantizar uno de los derechos fundamentales para cualquier ciudadano peruano, la salud.
“Mi servicio siempre ha sido Covid. Ahora, nosotros bajamos a los módulos de triaje por turnos para atender a los pacientes con coronavirus, en ocasiones 2 para 46 pacientes. Sin embargo, dada la demanda del hospital, cubrimos las demás áreas, por ejemplo, yo estoy en Medicina Mujeres”, mencionó Moreno.
La brecha en el sector salud de nuestro país antes de la pandemia, vaticinaba ya los estragos que hoy experimentamos; hospitales saturados, alta tasa de letalidad por Covid-19 y demás.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se recomienda un mínimo de 23 médicos, enfermeros y obstetras por cada 10 mil habitantes, para garantizar una prestación adecuada del servicio. Sin embargo, al revisar las cifras nacionales del reporte de Información de Recursos Humanos del Sector Salud, Perú 2013-2018, se mostró que había 13.6 médicos por cada 10 mil habitantes, 9.4 menos que lo recomendado por la OMS, por lo tanto, nunca estuvimos preparados para esta ni ninguna otra pandemia.
Esta situación se agudiza más, cuando se trata de establecimientos de primer nivel de atención. En 2020, la política Nacional Multisectorial de Salud al 2030, informó que de 1838 distritos; 1318 tenían menos de 10 médicos por cada 10 mil habitantes, y 293 distritos, no contaban con ningún profesional médico.
La brecha de recursos humanos en nuestro sistema de salud, no ha podido ser subsanada hasta el momento. En marzo del presente año, el entonces ministro de Salud, Hernán Condori, intentó zanjar con los cerca de 65 mil contratados por CAS Covid, aquella demanda sanitaria que se ve reflejada en las inacabables filas de espera en los centros de salud. Sin embargo, solo quedó en promesa.
La enfermera Lissette Moreno, es una de los 65 mil contratados por CAS Covid en el Perú. Este 31 de julio todos serán cesado de sus funciones, ya que hasta esta fecha se estipula la prórroga de su contrato y presupuesto asignado para el pago de sus servicios, según el Decreto de Urgencia N° 018-2022.
Sin embargo, no todo está perdido para ellos ni para los miles de pacientes que reciben atención de este personal de salud. El 6 de julio del presente año, el Congreso de la República aprobó el proyecto de ley N° 2204, que cambia el contrato CAS Covid por el CAS regular. Pero, solo les queda esperar a que la ley sea promulgada por el presidente Pedro Castillo o por insistencia en el Congreso, situación que genera una incertidumbre no solo para ellos, sino a un Perú que vive una crisis sanitaria desde siempre.